viernes, 29 de febrero de 2008

Azul

Bueno, ayer se acabó la votación de esta página con los siguientes resultados:

Si, esto de los post cada 5 días me está matando: 3 (9%)

No, prefiero ver de una sola tacada las andanzas de Borjemon en Bélgica: 11 (34%)

¿Ah, pero es que lo que escribes no son chorradas? 5 (15%)

Azul: 13 (40%)

Así que por dos votos ha ganado Azul. Os contaré que hace muchos muchos años, cuando tenía 20 añitos y pelo para hacerlo, me teñí el pelo de azul. Después de tanto tiempo os confesaré que mucho tuvo que ver la película Nirvana. Me encantan todas las películas futuristas ( me gustó hasta Minority Report... bueno... todas menos I.A. de Spielberg) Y aquel pelo azul de la protagonista era brutal.

Cuando lo dije, como siempre, mi hermano y mi madre me animaron y mi padre se llevaba sus manos a la cabeza aunque lo dejaba en las mías. Era el día de mi cumpleaños y me fui a casa de mi hermano a perpetrar el tinte.


Para los que no lo sepan aplicar un tinte tiene muchos pasos. Uno donde te decoloras el pelo y acabas con la cabeza envuelta en papel de plata como si fueras una patata a la brasa (porque también sube el calor de forma increíble). Esto te deja el pelo color "amarillo pollo". Luego otro donde te lo tiñes y pones perdido el baño y entre medias, muchas mascarillas para proteger el pelo. Pero al final ahí lo tenía, mi pelo completamente de azul. Y no un azul de estos que son negros con reflejos azules, no no, AZUL OSCURO! ... Si me hubiesen dado un cacahuete por cada vez que me preguntaron ¿ha sido por una apuesta? todavía hoy estaría alimentando a toda la población de elefantes del mundo con ellos. Pero no, simplemente me puse el pelo de Azul con plena conciencia de mis actos.

Y así fui por la vida por un tiempo, recogiendo las miradas de la gente en autobuses, metros y calles de Madrid. Cosas de la vida, ese Septiembre y gracias a un amigo y sin buscarlo, me llamaron para un trabajo. "Profesor de informática para niños". La verdad es que siendo el más pequeñito de una familia muy grande no había tratado casi con niños pequeños, así que no tenía ni idea pero decidí aceptar. Cuando llegué al cole resultó ser un colegio concertado con todos los niños vestidos de uniformes. Y ahí estaba yo, con mi pelo azul. Cuando llegué había otra chica que entró conmigo, estaba estudiando magisterio y al ver el pánico en mis ojos rápidamente se apiadó de mi.

- Bueno, me quedo yo con los canijos y te dejo los de 9-10 años a tí.

El director era un tipo joven, con mucha mala hostia que imponía tanto respeto que cuando entró en clase a presentarme y dijo "Por favor señores, a sus asientos YA!!!" yo corrí como loco a buscar un pupitre libre donde sentarme. Creo que este fue el único momento de silencio en mis clases. Para colmo de males, el director me explicó que por falta de medios solo era posible tener una de las dos clases semanales (por grupo) en el aula de informática y la otra debía ser en una clase normal. ¿Os imaginais dando informática en una clase con pizarra a niños de 9 años?

Aún así me armé de valor (porque tras la primera clase sin ordenadores hubiese huido a la fosa de las Marianas a 11.000 metros bajo el nivel del mar). Así que mis clases empezaron a funcionar. Creo que estoy en el Guinness de los Records como el peor profesor que ha pisado un aula en la historia, pero aún así era un trabajo genial. Realmente aprendí yo más que ellos, y no es una frase hecha. A esto ayudaba que la única ayuda que me dio la empresa que prestaba los servicios a la escuela era un libro con los 100 mejores trucos de Office donde había cosas tan útiles para un niño de 9 años como: "Como crear estilos para que tu CV quede profesional".

A todo esto, mi pelo se fue volviendo verde (según se iba perdiendo el tinte... amarillo + azul -> verde) Los niños flipaban bastante conmigo y no se cortaban en preguntarme. Bueno, realmente los niños hacían lo que querían conmigo. (ya dije que soy más blando que el perrito de Scotex viendo Bambi). Yo era incapaz de mandarles al director. ¡Venga hombre, estaba seguro que ese hombre se comía a los niños malos! Ni siquiera era capaz de gritar convincentemente. ¡Joder, eran niños y esto es informática!!! Lo bueno: los niños buenos me querían mucho, me regalaban dibujos y me decían cosas que derretirían al mismo Chuck Norris. Lo malo: los niños malos cada vez se portaban peor. De hecho, el día de trabajo que he llegado a casa más hecho polvo no ha sido cuando ningun jefe me ha echado una bronca, ni cuando no he llegado a un plazo aún habiéndome quedado una semana hasta las 10... mi peor día de curro de la historia fue uno donde dos niños se pelearon en mi clase justo antes de salir. Pero los niños buenos hacían que todo esto se olvidara al día siguiente.

Pero bueno, llegó febrero, mi pelo amarillo y negro, había conseguido aprenderme todos los nombres pero mis clases del segundo cuatrimestre no me permitían continuar dando clases. Así que con todo el dolor de mi alma tuve que dejarlo. Los únicos recuerdos que guardo son los dibujos de los niños y el libro con los mejores 100 trucos de Office97. Aunque muchos no me creeran, que yo recuerde, ni siquiera tengo fotos mías con el pelo azul. Nunca me gustaron las fotos de mi persona. Sin embargo cada cierto tiempo recuerdo esas clases con cariño.

Y tras esta historia más ñoña que una figurita de la Sirenita en un pastel de merengue rosa os voy a poner una canción no menos ñoña que me tocó "bailar" más de una vez ya que, cosas de la vida, salió por aquellos entonces (después de mi tinte, ¡ojo!)




PD: La historia ñoña os la habéis buscado por votar Azul.


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martes, 19 de febrero de 2008

Visita de Ironboy y JJ

Esta semana he tenido visita. JJ vino el martes mientras que Ironboy se nos unió el viernes. El resto de la semana había transcurrido bajo el mismo patrón, yo curraba un montón, JJ se perdía por Bélgica y cuando acabábamos nos ibamos a buscar un sitio donde nos sirvieran una nueva cerveza bien fría para más tarde buscar un sitio para cenar. Sin más complicaciones.

Pero el viernes llegó Ironboy (llamado así porque este año se va a premarar un "medio ironman"). De hecho, por cuestiones de entrenamiento este iba a ser su último fin de semana loco, así que la cosa se planteaba bien. JJ tenía que esperar una llamada de él y bajar desde mi casa a buscarle. Pero la llamada se perdió y Ironboy acabó llamándome a mí. Estaba al lado de mi curro y ahí se quedó comiendo con unos "amigos" que había hecho en el avión.


El fin de semana fue más destroy y una especie de reivindicación de la noche Bruselense. Una demostración de que no sólo en España se puede salir de bares hasta las 6 de la mañana dos días seguidos.

El primer día fuimos al Deliriums Tremens, record Guiness de tipos de cervezas servidas en un bar. La casualidad (porque tuvo que ser la casualidad y no un teléfono no pedido) hizo que allí nos encontráramos con unas chicas españolas que JJ había conocido en el aeropuerto de Charleroi y que al parecer pensaban que era una mala persona por no haber ido a recogerlo... ¡Amos coño, que tiene 27 añitos el chico! Cuando ya ibamos suficientemente deshinibidos (por no decir bebidos) acabamos en el bar de las mesas. Por último y para demostrar que la noche bruselense está ahí Ironboy se comió un Souvlaki a las 5 de la mañana y nos volvimos al campamento base.

El sábado nos levantamos tarde y le hice a Ironboy la visita Express a Bruselas. La verdad es que una caminata de 3 o 4 horas te puede dar una buena idea de lo que es esta ciudad. Por la noche acabamos de nuevo en el Deliriums Tremens y de nuevo con las médicos españolas. Esta vez la noche intentó acabar en un bar de Salsa. Los bares de Salsa están muy bien... si has bailado salsa desde que eres capaz de andar. Si no es una mierda. Además creo que los huesos que me faltan en las caderas y que Dios regaló a una mulata brasileña no ayudan en estos casos. Vamos que tengo una movilidad en las caderas como la de un clic de Playmobil. Viendo el rotundo fracaso del experimento decidimos abandonar e irnos los al bar del Rock, que está más o menos cruzando la acera donde ponen música rock y heavy y tienen futbolines como los españoles. Algo más para nosotros, una especie de Piratas perdido en la noche bruselense. De ahí volvimos al campamento base y ya solo dio tiempo para dormir, comprar chocolates, casi perder un avión y para mi hacer cosas de la casa que no había tocado en una semana.

El futuro

Bueno, y para los que hayan llegado hasta aquí una aclaración. Este blog entra en un período de reflexión y seguramente de silencio(como en las elecciones). La verdad es que escribir estas tonterías me llevan un gran esfuerzo mental, tiempo y consumen una energía vital que no sé si seré capaz de aguantar más. Realmente y aunque parezca una tontería a veces siento presión por/al escribir. Así, cada vez que alguien me dice que "No he leido tu blog desde hace mucho" es como si un alfiler pinchara mi débil corazón desde la distancia. Además no me planteo un blog de "Hoy he hecho esto, he ido al super, he trabajado con tal, etc.." mucho más fácil de escribir. No digo que algunos blogs que comentan así no estén muy bien (y el blog de kirai y de paquito son buenos ejemplos) pero la vida es normalmente demasiado aburrida como para aburriros más con la mía donde casi nunca pasa nada. El tema de la encuesta también vino a raíz de esta sensación mía. Además creo que el hecho de que la gente sepa de ti ayuda a que yo no sepa de la gente, algo que tampoco me gusta. Es cierto que aparece nueva gente que no conoces y que te inyectan mucha moral y siento dejaros así pero tengo que ver si realmente me compensa esto. Así que un saludo a todos los lectores y espero recibir noticias vuestras aunque sea por otros medios. Saludos desde Bruselas.

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lunes, 11 de febrero de 2008

Lo que me gusta de estar fuera

He recibido algunos mensajes sobre mi última historia de gente preocupada por mí. Gracias por vuestra atención. Dicho esto, podéis tranquilizaos. No estoy pensando en volverme a España a daros el coñazo, al menos en una temporada. De hecho, la anterior entrada, tenía más que ver con el hecho de que: es más fácil reirse con un tipo que posa su descomunal trasero en el suelo por culpa de una cáscara de plátano que con alguién que sale en la tele tras haber ganado el Gordo. Mientras con el primero es difícil aguantar la carcajada, con el segundo aprietas los dientes pero pensando:

- Cabrón, ese era MI pasaporte para disfrutar de la vida loca!!

Aún así, y a pesar de mis limitadas habilidades como escritor he decidido contaros algo positivo. "Lo que me gusta de estar fuera".


Al fin y al cabo, no soy sadomasoquista. Bueno, quizás me guste el cuero, la cera caliente y los látigos de 9 puntas, pero eso no significa que me guste sufrir. Así que ¿Si Australia fue tan mala experiencia, por qué iba a repetir? Empecemos por el tema más trivial.

Fiesta de despedida


"Dios te libre del día de las alabanzas"
decía Becquer refiriéndose a los elogios que recibes tras morir. Irse al extranjero es una especie de muerte en vida. Los que me conocéis sabeis que no soy de las personas que les gusta ser el centro de atención pero en un día así se agradece.. Ayuda el hecho de que mi cumple caiga en Agosto, algo que hacía que cuando de pequeño ibamos al Burger King a celebrarlo, mi corona tuviera más picos que amigos yo en la mesa. Así pues, ver una fiesta a la que ha venido mucha a gente a despedirte da gustirrinin. Vale que algunos puedan venir por la cerveza gratis y a ver si cae algo, pero bueno, en realidad eso también lo podían haber hecho en Huertas y decidieron venir a mi fiesta.

El hecho de que robaran quizás consiguió que mi anterior relato fuera un poco más ácido o pesimista pero esto nos lleva al siguiente punto.

La montaña rusa


Vivir fuera de tu país es como montarse en una montaña rusa de sensaciones. ¿Nunca has sentido algo como lo que dice esta canción?
"Mi vida poco a poco
se va llenando de esos días
tristes grises y opacos
que uno omite en su biografía."

Bueno, pues eso no te pasa cuando estás fuera. Aquí cada día es una aventura que no te dejará gris. Un día estarás sólo, enfermo, en la radio suena "When you are strange" de The Doors y te viene a la cabeza una frase tan recurrente de cuando en cuando en los que estamos fuera: "¿Pero se puede saber que cojones hago/pinto yo aquí?" Sin embargo, siete días después te ves a ti mismo, recien levantado, viendo el más maravilloso amanecer en un isla perdida junto a una Diosa que ayer entre cervezas y risas te escogió para hacerte feliz. En ese momento piensas: "Joder, ni el Dalai Lama hasta el culo de ecstasis podría ser más feliz que yo en este momento".

Y entre medias: millones de loopings, caidas y bajadas y fotos para imprimirte una camiseta. Lo cierto es que todo se vuelve más loco. En cierta medida, vuelves a la inocencia de hace años. Recuerdas, cuando tu ibas a un parque y veías a un niño con una pelota. Y le decías: "¿Quieres ser mi amigo?" ¡Y ya estaba! No hacía falta más. Bueno, cuando estás fuera se vuelve a hacer "amigos" así de fácil. Está claro que son "amigos de jugar a la pelota" y no "amigos de siempre estaremos ahí", pero muchas veces para pasarlo bien, con los primeros vale y, aunque parezca imposible, al final acabas haciendo algunos de los segundos.

Ser especial


Por si lo anterior os parecía poco, estar fuera te hace ser una persona especial no, excepcional. ¡No te hace falta más! Esto puede llegar hasta un extremo como el que me ocurrió en Malasia. Estando en el interior del país, visitando una plantación de Té, llegó un autobús lleno de niños de la escuela. Yo creo que algunos llegaban a los 16 años. Así, el chaval más "cool" del grupo, me hizo un gesto llamando mi atención y me señaló la camara. Así que me acerqué para cogerle la cámara y echarle una foto.

- No no, you and me, sir.

Se quería hacer una foto conmigo. Pese al choque inicial pensé que probablemente nunca habían visto a un blanco más que en la tele. Una vez el chico "cool" acabó con su foto el resto del grupo se envalentonó y acabé haciendome más fotos que Beckham en la gira asiática del Madrid. Este es un ejemplo que aunque todavía hace asomar una sonrisa en mi cara sirve también para explicar como de especial te puede convertir solo el hecho de estar fuera. Esto además tiene muy buenas consecuencias. Vas más alegre por la vida, te desinhibes. Puedes ir haciendo el tonto por la calle, vestido con un taparrabos de leopardo y una gorra hacia atrás, que la gente sabes que pensará:

- Es que es extranjero.


La excusa perfecta.

- No, lo siento, es que en mi país esto es normal.
- ¿Seguro que el masaje de pechos es normal para alguien que te acaba de conocer?
- Si claro, bueno, por encima de la ropa, y lo que no entiendo es que no lo sea aquí... ¡que país más incívico! Ahora aparta tus manos por favor


No solo te hace especial a ojos de los demás, sino que te produce un cambio interno. Muchas veces en tu entorno te frenas de hacer cosas, no porque no te apetezcan sino porque piensas que mucha gente pensará que estás raro o que te pasa algo. Así que decides interpretar tu papel: de formal, de loco o de lo que sea... Sin embargo cuando estás fuera cada día te puedes reinventar y ser la persona que te apetezca ser. No está mal, ¿no?

¡Bueno, espero que ahora no os de a todos por emigrar! Porque sobretodo el último punto se puede "joder" con la migración masiva... (vease lo poco especial que te hace ser Inglés en Benidorm o Alemán en Mallorca...) Pero ¡ey! como veis esto no es tan malo como lo pinto!!!

Saludos desde Bruselas!


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martes, 5 de febrero de 2008

Pesimismo

Todo el que lleva un tiempo en esto de Internet sabe que cuando pierdes un email e intentas escribir el mismo suele quedar menos gracioso. ¡Que coño!, suele quedar un truño. Que tú piensas, ¿cómo pude ser tan ocurrente hace 10 minutos y por recargar la página haberme convertirdo en un zoquete?

Bueno, aún así voy a intentar reescribir mi historia del pesimismo. Abróchense los cinturones.

Como ya habreis podido observar, y no hace falta ser Sherlock para darse cuenta, soy un pesimista. Para esto también tengo clasificación:

  1. el optimista es el que ve el vaso medio vacio.
  2. el pesimista "de temporá" lo ve medio vacio.
  3. el ingeniero ve el vaso demasiado grande (chiste malísmo pero que venía a huevo)
  4. y luego está el verdadero pesimista de verdá que piensa que qué más da como esté el vaso si al final te lo van a tirar encima o se lo va a beber otro.
Todo empezó un Agosto de hace veintitantos años. Estaba yo tan tranquilo en mi líquido amniótico cuando un señor de bata blanca me sacó de allí, a traición, sin preguntar. No contento con eso me dió 2 azotes así que mis primeras palabras fueron:

- ¿Pero que cojones pasa aquí? Todavía no he hecho ná ¿y ya me están dando de hostias?

Mi madre entonces preguntó:

- ¿Qué ha sido doctor?
- Ha tenido usted un pesimista.


Mi infancia pasó como la típica infancia de un niño esmirriado, con gafas y que sacaba sobres en todo menos en gimnasia, donde necesitaba de la ayuda del profe para aprobar. Venga, acuerdate, seguro que en tu cole había uno como yo. Gracias a Dios tenía un hermano mayor y bien grande que en estos casos es muy conveniente. Él consiguió que aquello no fuera un infierno, sino más bien un purgatorio.

Así las cosas, en el paso a la madurez decidí hacerme informático y así hacerme rico. Una pena que 2 años después de empezar, mientras mojaba una magdalena en la leche, vi en la tele: "Tremenda hostia de las PuntoCom en USA, agárrense que viene curva. La burbuja ha explotado" o algo así... Yo entonces pensé: "Joder, seguro que me cambio a Podología y empiezan los niños a nacer sin pies".

Por ser informático acabas, ¡¡por curiosidad ojo!!, conociendo a "gente" por internet. Un día conocí a una psicóloga muy maja.

- Oye mira, la vida nos trata a todos mal alguna vez. No seas así.- me dijo

Como era maja y no iba a sacar nada más de ella, entablamos una amistad y se convirtió en mi psicoanalista particular y le fui contando mis historias. Así, un día me dijo:

- Bueno chico, quizás la vida no es para todos.

Cansado de todo me fui a las antípodas, a ver si allí se daba la vuelta a mis problemas y se convertían en soluciones. No solo no fue así, sino que además algunos de mis problemas eran en Inglés por lo que ni siquiera era capaz de entenderlos... Así que me volví a la piel de toro, donde al menos los conozco a la perfección.

Dice "el hijo del chato" que solo hay un curro peor que el que tienes, y es al que vas a ir (buena frase pesimista, por cierto) Así llegué a mi anterior trabajo en la pequeña consultora PsicoClassPath. Ahí me mandaron al proyecto Hansel&Gretel. La verdad es que sabíamos que ibamos a morir en ese proyecto llevado por una bruja, pero es que nos daban tantas golosinas, en forma de dinero y condiciones laborales, que no podíamos salir de la casa que sería nuestro fin. Sin embargo, increíblemente conseguí salir de aquel encanto... cayendo en otro igual de grande. Hacerse Freelance en Bélgica. Suena cojonudo ¿no?

Por último os diré: "¿Qué se puede esperar de un día que empieza con tener que levantarse?"

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